Entre los diferentes tipos de empaques se encuentra el sachet. El sachet es un tipo de bolsa hermética descartable. Suele utilizarse para contener diversos productos, como alimentos y bebidas, que son consumidos de forma continua e intermitente.

Las principales características del sachet son:

– Forma rectangular

– Textura lisa al tacto

– Compuesto por láminas

– Cerrado hermético

El sachet puede ser rotulado de diferentes formas, con colores vivos y elaborados diseños. Para facilitar el proceso de rotulación, la parte externa del sachet se fabrica en blanco para que se pueda llevar el rotulo que la empresa desee. La parte interior del sachet se puede fabricar en color negro, generando una mayor protección del producto y evitando que la luz tenga contacto directo con él.

Al ser un empaque que se cierra herméticamente, el sachet garantiza la conservación y pureza del producto que contiene. Para abrir un empaque tipo sachet es necesario utilizar un instrumento cortante, como tijeras, y una vez abierto puede conservar aún el contenido con un cierto grado de pureza y en buen estado.

El empaque tipo sachet es laminar, y  se conforma de láminas de los diferentes materiales con los que se pueda producir. Entre los materiales con los que se fabrica el empaque tipo sachet se encuentran algunos plásticos, papel o aluminio.

Los materiales que más se utilizan en la fabricación del sachet son plásticos flexibles. Esto es necesario para que el empaque tome la forma del producto que está cubriendo. Los plásticos más comunes con los que se fabrica el sachet son:

– Polipropileno biorientado

– Polietileno

– PVC

– Poliéster

Todos estos materiales otorgan al sachet propiedades antimicrobianas, con altos niveles de asepsia y de conservación de contenidos, garantizando una mayor calidad del producto.

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